Cómo será el nuevo control sobre la producción de vinos en Argentina
Las bodegas podrán producir más libremente, pero también enfrentarán fiscalización más estricta con nuevos requisitos legales y tributarios.
La industria vitivinícola argentina vive un momento de transformación con la implementación del llamado plan "Motosierra 2.0", una desregulación que permitirá a bodegas producir mayores volúmenes, aunque con nuevos controles legales y tributarios que apuntan a evitar abusos. El cambio no se trata solo de una liberalización de producción, sino también de la exigencia de una supervisión más efectiva.
Con la nueva normativa, algunas barreras para la producción de vino se flexibilizarán: las bodegas no estarán tan limitadas en su capacidad productiva como antes. Esto podría conducir a una expansión significativa en la oferta nacional, especialmente por parte de pequeños y medianos productores.
No obstante, para equilibrar la desregulación, se prevén medidas de control más estrictas. Entre los requisitos figuran nuevos registros para productores, auditorías periódicas y reportes obligatorios sobre volumen y destino de las producciones. "Queremos un mercado más dinámico, sí, pero también más transparente", apuntan desde el Ministerio de Agricultura.
Además, la reforma contempla una revisión tributaria: los productores deberán cumplir con nuevas obligaciones fiscales cuando superen ciertos niveles de producción. El objetivo es evitar que las bodegas más grandes concentren todo el mercado sin que haya una fiscalización adecuada.
Los expertos del sector coinciden en que el "Motosierra 2.0" puede ser una palanca para modernizar la viticultura en Argentina y fomentar inversiones, pero también advierten sus riesgos: si los controles no se aplican con rigor, existe el peligro de una concentración de poder que perjudique a los pequeños productores.