Denuncias anónimas destaparon el uso de presos para construir en la casa de un jefe policial
Un escándalo sacude a la Policía de Tucumán luego de comprobarse que varios detenidos eran sacados de la comisaría para trabajar como albañiles en la vivienda de descanso de un alto jefe policial. El hecho derivó en la expulsión del jefe y subjefe de la Unidad Regional Norte, además de la detención de cuatro personas.
Todo comenzó con denuncias anónimas que llegaron directamente al ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, alertando sobre la presencia de presos realizando tareas de construcción en una casa que sería propiedad de Gustavo Beltrán, jefe de la Unidad Regional Norte.
Al recibir la información, Agüero Gamboa informó al gobernador Osvaldo Jaldo, y ambos dieron intervención a la fiscala de Estado, Gilda Pedicone.
La respuesta oficial fue inmediata: se redactó un decreto en Casa de Gobierno que dispuso la baja inmediata de Beltrán y su segundo, el comisario Sergio Juárez.
Ambos estaban al frente de una de las jurisdicciones más amplias de la provincia, que abarca Trancas, Las Talitas, Tafí Viejo y Yerba Buena.
El decreto, firmado por Jaldo y Agüero Gamboa, señala que los oficiales incurrieron en "conductas incompatibles con la función policial que afectan gravemente la confianza de la sociedad".
La medida es extrema: no fueron pasados a disponibilidad ni a retiro, sino expulsados directamente de la fuerza, lo que también los inhabilita para acceder a la jubilación por un tiempo.
Según la investigación, al menos cuatro detenidos trabajaron en la casa de Beltrán, aunque al momento del operativo se halló solo a dos.
Los presos eran trasladados en un patrullero oficial, y los policías que debían custodiar la zona también participaban en la obra.
Fuentes judiciales revelaron que los reclusos involucrados estaban condenados por delitos sexuales y alojados irregularmente en los calabozos de la Unidad Regional Norte, pese a que la Corte Suprema ordena que los penados permanezcan en cárceles provinciales.
"En estos casos no aplica la obediencia debida. Nadie puede callarse si ve semejantes irregularidades", advirtió un alto mando de la fuerza.
La fiscala Mariana Rivadeneira ordenó la detención de Beltrán, quien quedó arrestado tras ser convocado a la oficina de Recursos Humanos de la Policía.
Su segundo, Juárez, también fue aprehendido luego de presentarse voluntariamente y entregar su celular.
El jefe de Policía, Joaquín Girvau, fue categórico:
"Vamos a realizar una depuración en la fuerza. Los que cometan delitos se irán de la Policía".
El decreto 3.407 del Ministerio de Seguridad calificó los hechos como "de extrema gravedad institucional" y destacó que la baja es "una respuesta ejemplar frente a la gravedad de lo ocurrido".