La secuestraron por robar droga y la usaron en el negocio narco
Ocurrió en Ezeiza. La víctima logró acceder a su celular y avisarle a su hermano. La Policía la rescató en el domicilio en la que la mantuvieron cautiva por dos semanas
Un hombre entró a la comisaría de La Unión, en Ezeiza, y le relató a la Policía una historia tan increíble como urgente. Denunció que su hermana había sido raptada y que permanecía retenida, contra su voluntad, en una casa de la zona. La escena transcurrió el 24 de marzo pasado.
De acuerdo a fuentes de la causa, la mujer habría robado unos 9 envoltorios de cocaína a dealers del barrio, inmersos en una contienda por el territorio, y como reprimenda resolvieron secuestrarla. Además, la violaron y la obligaron a trabajar en el negocio narco.
En un momento de su cautiverio, la víctima logró acceder a su celular y enviarle mensajes a su hermano. "Ayer casi me matan, y si me voy, me tienen amenazada que van a matar a mis hijas", aseguró en uno de los chats. Mandó una foto, en la que se la veía golpeada.
Dio direcciones en las que podría estar. Conocía a sus captores, uno de ellos le vendía droga, el otro, había sido su novio. La Policía fue a dos de los puntos marcados, pero no la encontraron. Dio en la tecla en un tercer domicilio. "En esta dirección me tienen", indicó en otro mensaje la mujer cautiva.
La fiscal Lorena González, de la UFI N°3 descentralizada de Ezeiza, concedió un allanamiento de urgencia.
Los efectivos llegaron al lugar y vieron a un hombre salir de la casa. Fue rápidamente reducido y esposado. Se trataba de Ezequiel Villarreal (27), quien le indicó a los efectivos que dentro de la vivienda se encontraban su dueño, Mauricio Leonardo Vázquez (41), y una mujer. En ese momento, el propietario se asomó por la ventana. Los policías entraron y lo esposaron, mientras la víctima escapaba corriendo hacia el exterior.
En el procedimiento, los agentes encontraron un desorden muy grande, muebles sin uso, una heladera vacía, un baño con muy poca higiene y una bolsa de nylon con 4,2 gramos de cocaína, una balanza y celulares.
La trama de una pesadilla
Todo comenzó el 7 de marzo, con un ofrecimiento de Villarruel a la víctima: "¿Querés que te pase a buscar? Estoy con un amigo en un auto", le dijo. Ella, quien padece adicción a las drogas, se había separado y estaba en situación de calle, aceptó.
Los dos hombres pasaron a buscarla cerca de una plazoleta, a las 2 de la madrugada. Cuando vio a Vázquez, se paralizó. No sabía que él era el "amigo" del que hablaba su ex. Días atrás, en medio de una discusión, ella le había robado 9 envoltorios de droga al supuesto dealer. "Ahora vas a pagar", le avisó al verla.
La llevaron a la casa en la que permaneció por unas dos semanas. Vázquez, según la investigación, la violó y la obligó a preparar envoltorios de cocaína pura, siempre encerrada y sin ser vista por las personas que llevaban la droga para fraccionar.
La víctima hizo lo que le exigían, incluso contar el dinero de las ventas, hasta que decidió escapar. Se lo impidieron de forma muy violenta. Le pegaron en el rostro, le pisaron la cabeza, la tomaron del cuello y la golpearon con un sable y contra la pared de la habitación en la que había permanecido secuestrada. De acuerdo a su relato, mientras el dueño de la propiedad la agredía, Villarreal observaba sin detener el ataque.
"Grita todo lo que quieras que nadie te va a escuchar", le avisaron. Luego, escuchó una conversación entre los dos captores: "¿Qué hacemos? ¿La cortamos, la llevamos a Paraguay o se la llevamos a la ‘Rubia’?".
Según la víctima, se referían a una presunta líder narco que vive en un country de la zona sur del conurbano, dedicada también al tráfico de mujeres. "Vos sabes mucho", le dijeron a modo de intimidación.
Luego, Vázquez se subió encima de ella para inmovilizarla mientras le tiraba agua en la cara y le decía: "Las ratas se exterminan solas".
El castigo continuó hasta que la mujer, agotada, le suplicó: "Ya me puedo acostar a dormir, estoy muy cansada, no me voy a escapar". Cuando se despertó, la obligaron a consumir crack. En un descuido, puede sacarle el celular al agresor y enviar el mensaje de auxilio.
El informe médico confirmó los abusos sexuales.
La causa
Vázquez, en enero de 2024, había sido condenado a la pena de un año y 4 meses de prisión efectiva por los delitos de lesiones graves por el uso de arma, lesiones leves agravadas por ser perpetrado por un hombre contra una mujer, mediando violencia de género, amenazas y violación de domicilio. Villarreal, por su lado, no tenía antecedentes.
La fiscal consideró que había peligro de fuga, por lo que pidió la prisión preventiva de ambos y solicitó la declinación de la competencia a favor del fuero federal, debido a que, a su entender, había clara situación de explotación, sumado al contexto narco.
A Vázquez le endilgó los delitos de "trata de personas agravada por mediar engaño, violencia, amenazas, y aprovechamiento de un estado de vulnerabilidad en concurso real con abuso sexual con acceso carnal". A Villarreal lo dejó afuera de los abusos.
El caso recayó, entonces, en el juzgado de Federico Villena y la fiscalía de Cecilia Incardona, en Lomas de Zamora.
La defensa de la expareja de la víctima, que habría actuado como entregador y habría todos los embates de Vázquez, pidió su excarcelación. Una medida con la que la fiscalía estuvo de acuerdo debido a que consideró que no existía peligro de fuga ni entorpecimiento de la investigación, sin embargo, el juez se la negó a causa de la gravedad del hecho.
Fuentes del caso indicaron que existe el temor de una reprimenda mayor contra la mujer, que conoce al imputado y vive en el mismo barrio. "El caso nos recuerda al triple crimen de Florencio Varela, en el que fueron asesinadas Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez", señaló un investigador.
"Resulta pertinente destacar los desafíos que suelen presentarse en supuestos como el investigado. En tales contextos, uno de los principales obstáculos radica en la localización y acompañamiento de las mujeres involucradas en hechos atravesados por situaciones de violencia de género", advirtió Villena en la resolución.
A la vez, el magistrado remarcó que existe "la necesidad de implementar protocolos de actuación específicos en la materia, que garanticen la intervención de una justicia con perspectiva de género, cercana a las víctimas, que evite toda forma de revictimización y asegure una escucha directa, respetuosa y empática de sus manifestaciones".