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Un cónclave con final abierto que pone en juego el legado aperturista de Francisco

Destacados observadores del quehacer de la Iglesia dicen que la elección papal que se avecina será la "más dramática de los últimos 50 años", porque las reformas que realizó Francisco generaron una profunda división en la milenaria institución.

Plantean que se terminará optando por un conciliador que siga el espíritu aperturista del pontífice argentino, pero sin sus osados cambios como, por ejemplo, la bendición a parejas gay. Y, por lo tanto, sin avanzar en los que estaba proyectando, como el acceso de hombres casados de probada fe al sacerdocio en zonas remotas del mundo donde escasean los curas.

Claro que para ello hará falta aglutinar 89 votos entre los 133 cardenales que ingresarán este miércoles a la Capilla Sixtina porque las normas dicen que hacen falta los dos tercios de los sufragios. Aunque se trata de una cantidad exigente, quizá no lo sea tanto si se tiene en cuenta que la clásica división entre conservadores y progresistas parece que esta vez no se verificará en las cantidades parecidas que ostentaban en el pasado y que provocaban que se neutralizaran y entonces había que buscar un tercer candidato de consenso.